Un lujo el recital que dio Les Luthiers ante más de 150 mil personas en el barrio de Palermo para celebrar sus 40 años de geniales actuaciones.
Hacen juegos de palabras, gags refinados, morisquetas, parodias y todo les sale bien.
Los cinco integrantes se llevaron los afectuosos y efusivos aplausos.
Pero Mastropiero los superó.
martes, 20 de noviembre de 2007
Les Luthiers cantaron los cuarenta bien arriba
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lunes, 12 de noviembre de 2007
Cabeza de Puma
Aquí está el reportaje que tuve la oportunidad de realizarle a Marcelo "Tano" Loffreda, ahora ex director técnico del seleccionado de rugby de la Argentina (Los Pumas).
Salió publicado el sábado 9 de noviembre en la revista Fortuna, de Editorial Perfil.
REPORTAJE: Marcelo Loffreda
“No estoy de acuerdo con ganar a cualquier costo”
El ex entrenador de Los Pumas y ex gerente de Alpargatas cuenta cómo su experiencia deportiva retroalimentó su paso por la vida corporativa. Su relación con las autoridades de la UAR y las aptitudes que debe tener un buen líder.
Por Diego Landi
Marcelo "Tano" Loffreda no para de recibir saludos y reconocimientos a cada paso. Su popularidad creció de la mano de los buenos resultados que tuvieron sus dirigidos, Los Pumas, en el último Mundial de Francia. El tercer puesto obtenido por el seleccionado nacional de rugby es un hito histórico para ese deporte, pero también marca el broche de oro de su gestión de más de 7 años al frente del equipo. Antes de partir por dos años y medio a Inglaterra, donde dirigirá al Leicester Tigers, uno de los equipos de rugby más poderosos de Europa, este ingeniero civil, de 48 años, ex director de ventas de Alpargatas, disfruta del logro. Y hace un balance de su desempeño como entrenador y de los valores inculcados y aprendidos a lo largo de sus experiencias, tanto en el campo deportivo como en el corporativo.
Fortuna: ¿Le sorprendió la repercusión que tuvo en el país el logro de Los Pumas?
Loffreda: Sí, me sorprendió. Nosotros desde Francia teníamos una referencia. Pero lo dimensionamos cuando llegamos. Es impresionante. Lo mejor de todo es que no sólo despertó una cuestión deportiva sino que también afloraron otras sensaciones y valores, como el compromiso y la solidaridad.
Fortuna: ¿Cómo se fueron formando en usted esos valores que tanto destacaron la sociedad y los medios?
Loffreda: La formación universitaria me ayudó mucho. También lo que me habían inculcado en mi casa: el trabajo, la responsabilidad y la dedicación. A eso se sumó la mentalidad de ingeniero, que es estructurada y perseverante. Uno se pone un objetivo en la cabeza y con cierto ordenamiento va para adelante. Yo jugaba en Los Pumas, hacía giras y luego me tenía que poner a preparar materias. La tenacidad en el estudio y en los entrenamientos sumada a la formación que recibí en mi casa me dio la base de mis valores. Y esos valores luego los fui aplicando en todas las actividades que desarrollé. Por ejemplo, en la laboral.
Fortuna: ¿Cómo aplicó lo aprendido en la vida laboral en la conformación y dirección de Los Pumas y en qué ayudó a su experiencia empresaria haber practicado el rugby desde pequeño?
Loffreda: Cuando terminé la carrera, a los 23 años, empecé a trabajar en una consultora de ingeniería. Después tuve una empresa constructora. Todo lo que aprendí en los trabajos me dio un buen manejo de las personas y los grupos. Yo trabajaba mucho con la gente de la construcción: tenía que dar mensajes claros y administrar equipos. Eso me dio una gran ayuda. En simultáneo jugaba en Los Pumas y era capitán del San Isidro Club (SIC). Fue una mezcla de formación, experiencia e intuición.
Fortuna: ¿Cómo llegó a trabajar a Alpargatas, por entonces el emblema de la empresa textil argentina?
Loffreda: Al terminar mi carrera de jugador, a los 40 años, empecé a trabajar en Alpargatas como Director de Ventas para la Argentina. Paradójicamente, me llamaron de una empresa que no estaba relacionada con mi especialización en ingeniería civil y me dijeron: "Creemos que tenés las condiciones y aptitudes necesarias para poder rearmar nuestra fuerza de ventas". Yo les dije que no tenía nada que ver con la parte comercial y que no conocía el rubro. Pero de a poco fui formando un grupo que, sin duda, se fue interconectando con mi historia y vivencias en el rugby. Y, a la vez, mi faceta ligada al rugby se fue enriqueciendo con lo que aprendí en esta nueva función.
Fortuna: Usted le da mucho valor a la experiencia y a la trayectoria. ¿Durante su paso por el mundo corporativo vio que esto aplica en la elección de líderes de equipos?
Loffreda: Depende de las empresas. En mi caso se ha respetado la experiencia. Tal vez en la Argentina no se respeta. Hay veces que aparece una persona muy joven con una experiencia académica muy fuerte, con MBA y demás títulos. Pero, tal vez, no tiene el roce suficiente, la calle o la antigüedad para definir el porvenir de un grupo o empresa.
Fortuna: ¿Volvería a la vida corporativa?
Loffreda: Sí. Yo sólo tengo un contrato de dos años y medio. Creo que me va a dar una enorme experiencia y me va a abrir la cabeza. Sin duda estoy abierto a la vida corporativa para volcar lo que aprendí y aprenderé en estos años.
Fortuna: ¿Qué es el liderazgo de servicio, concepto al que hace referencia constantemente? ¿Lo implementó durante su gestión?
Loffreda: Sí, absolutamente. Significa poder trabajar para que los jugadores estén cómodos, confortables, así pueden rendir al máximo. Y para ello se requiere que todo el cuerpo técnico los asista todo el tiempo y en forma incondicional.
Fortuna: ¿Qué se logra con este tipo de liderazgo?
Loffreda: Cuando uno promueve esta actitud, el grupo la incorpora automáticamente. Los jugadores empiezan a ver que tiene que haber solidaridad y actitud servicial entre ellos. Esto tiene mucho que ver con el convencimiento que se genera en los jugadores. Cuando un líder dice algo y sus conducidos le creen, y además le tienen confianza, ellos hacen -–gracias a su influencia– las cosas por convencimiento. Por el contrario, si uno ejerce un liderazgo de poder o de imposición, los jugadores lo acatarán, pero sin estar convencidos. Esa es la gran diferencia entre un líder que trabaja desde la autoridad o desde el poder. Nosotros optamos por la primera opción.
Fortuna: Desde ese lugar de autoridad, ¿cuál es la mejor forma de establecer una comunicación adecuada con los dirigidos?
Loffreda: En el liderazgo tiene que haber normas muy estrictas que se cumplan a rajatabla. Una de ellas es que las cosas se hablen en el lugar y momento adecuado. Creí conveniente seleccionar un grupo de jugadores, que eran los más experimentados y representativos, con los cuales hablábamos sobre, por ejemplo, la estrategia ante un determinado rival. Luego nos poníamos de acuerdo. Ellos aceptaban lo planteado y eso generaba compromiso, algo muy importante en el manejo de un grupo. Para lograr esto hay que saber escuchar las propuestas de cada uno.
Fortuna: ¿Se sintió apoyado por la dirigencia de la Unión Argentina de Rugby (UAR)?
Loffreda: Nosotros tuvimos un gran inconveniente con la dirigencia el año pasado, en Italia. Planteamos cuáles eran nuestros términos y los jugadores nos apoyaron muchísimo. Allí se terminó de forjar realmente el equipo. Desde ese momento fue muy fuerte la unión y los dirigentes no tuvieron injerencia. Simplemente se limitaron a acompañar y a organizar cosas que para nosotros eran importantes para la preparación hacia el Mundial.
Fortuna: Haciendo una analogía con el fútbol, si es que se puede, ¿considera que su forma está más cerca del "menottismo" o del "bilardismo"?
Loffreda: No conozco profundamente las dos corrientes y no se me ocurre como traducirlas. Bilardo es más práctico mientras que Menotti deja más lugar a la improvisación. Yo tengo una cuestión más práctica pero no del todo bilardista. Estaría en una posición intermedia. Trato de marcar una orientación, pero permito que los jugadores puedan largarse a hacer lo que ellos crean conveniente, siempre dentro de ese plan. Y de ninguna manera estoy de acuerdo con la victoria a cualquier costo. Hay que respetar al rival, al árbitro, a los espectadores y respetarse a sí mismo. Eso para mí es algo innegociable.
Fortuna: Usted suele afirmar que en la alta competencia todo se define por los detalles. ¿Cuáles fueron los que incidieron para lograr esta buena performance?
Loffreda: Fueron muchos. La atención en las prácticas, la unión fuera de la cancha, analizar mucho los videos, ser disciplinados en los ambientes de convivencia. Básicamente estar atentos y pendientes de que todos, en todo momento, estuviesen yendo para el mismo lugar. La presencia familiar también ayudó, más que nada en la última etapa.
Fortuna: ¿Piensa que habría que profesionalizar el rugby?
Loffreda: El suceso que han tenido Los Pumas en este Mundial es algo tangible. Y esto genera una gran euforia y adhesión a este deporte que hay que aprovechar. Pienso que tiene que haber algunos jugadores de elite que deben ser guardados o profesionalizados o tratados de una manera distinta. Y eso es responsabilidad de la UAR. Habría que organizar un torneo profesional en el que haya 250 o 300 jugadores de los 30.000 que hay en mayores. No se afectaría en nada el espíritu ni las raíces del rugby amateur. Y ocurrirá que si estos profesionales tienen éxito va a haber más jugadores para formar la base del seleccionado.
Fortuna: ¿Tiene alguna autocrítica a su desempeño en el Mundial?
Loffreda: Antes del partido contra Sudáfrica el equipo de conducción hizo demasiado foco en la motivación, en la actitud, en la "locura" bien entendida. Esto tiene mucho que ver con la parte espiritual, con la fibra íntima. Pero sucede que hay un momento en el que cualquier ser humano se pasa de vueltas, se sobreexcita. Cuando esto ocurre empiezan los errores y las situaciones no buscadas. Tendríamos que haber sido más precisos y más concisos en lo que tenía que ver con el juego. Por supuesto que se planificó, se hizo estrategia, se vieron videos, pero en la última parte le dimos mucha importancia a lo motivacional. Eso, creo yo, ahora, a la distancia.
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viernes, 9 de noviembre de 2007
La Guardia en alto
El domingo 4 de noviembre se presentó en el Teatro Coliseo Podestá, de La Plata, La Guardia Hereje.
A sala llena, don Alorsa, frontman lunfa y reo, supo hacer vibrar, emocionar y divertir a los presentes, secundado por las guitarras sabias y la percusión justa de los demás integrantes de la troupe.
¿Cómo describir, para quienes no la conocen, a este gran banda platense de tangos, milongas y candombes?
Primero habrá que darse una vuelta por su sitio, en el que con humor y sin falsa modestia se autodescriben.
Luego, no vendrá mal piantarse un rato para esta esquina de la web en la que se pueden escuchar en vivo y en directo, desde una vitrola virtual, algunos tanguitos que dan gusto.
Con el espíritu de las viejos tangos de antaño, pero con letras de temáticas actuales y aggionarnadas alos tiempos que corren, La Guardia Hereje, sabe plantar batalla en el escenario y dar un show entretenido, en el que prima la conexión con el público y una relación de pícara complicidad.
Para ello apela a la nostalgia del barrio y los amigotes, los códigos del fútbol y del chanta medio, las ironías sobre las problemáticas y yeites sociales imperantes y, sobre todo, la mirada sagaz del que sabe estar sentado en el bar con ojo atento y oreja afilada.
Pero a eso se le suma esa poesía terrenal, honda y quirúrgica que todo tango debe tener.
Hilando fino habrá que decir que en Alorsa, gran fileteador de la palabra, se conjuga esa cosa de cantautor popular, el tanguero sanguíneo, el pibe atorrante de barrio, el rufián melancólico y el inofensivo chantún argento de bodegón. Las canciones son cantadas desde corazón, con la pasión del barrio. Y a ellas se suman los sentidos recitados que suman climas especiales y que son perfectos prólogos de las historias contadas con fondo de guitarra.
Para muestra de la calidad del grupo hay que ver el tema dedicado a Maradona. Tal vez uno de los mejores entre tantos que se le dedicaron al 10.
Vasto es el repertorio de esta banda. Vastas, las temáticas que toca. Y diferentes los ritmos con los que se adornan los versos.
Hay canciones para todos los gustos. Por ejemplo un tema dedicado:
A Barreda.
A todos los chicos pobres y perdidos que no son Maddie.
A las dulces y generosas promesas de los políticos en la época electoral.
A una vividora.
A una vividora.
A una pareja despareja.
A un turro arrepentido.
A un árbitro bombero.
A los que se quieren ir al exilio vía Ezeiza.
A la tristeza del domingo.
A los padres que tienen a las chicas en época de merecer.
A los picaditos en el calle.
Muchos etcéteras más.
Dice Alorsa que se va unos meses de viaje a recorrer nuevos escenarios. A pulmón irá con su guitarra por México, Cuba y demás países americanos.
Por acá se lo va a extrañar. Esperemos que no lo tienten las luces del centro y que, como Pichuco, siempre esté volviendo.
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