El 27 de noviembre arribaron a tierras argentas la brillante dupla ibérica Serrat y Sabina trayendo el show "Dos pájaros de un tiro", en el que ambos tocan canciones de ambos y cada uno las de cada uno. Y viceversa.
miércoles, 5 de diciembre de 2007
Tres pájaros de un tiro
El 27 de noviembre arribaron a tierras argentas la brillante dupla ibérica Serrat y Sabina trayendo el show "Dos pájaros de un tiro", en el que ambos tocan canciones de ambos y cada uno las de cada uno. Y viceversa.
martes, 20 de noviembre de 2007
Les Luthiers cantaron los cuarenta bien arriba
Hacen juegos de palabras, gags refinados, morisquetas, parodias y todo les sale bien.
Los cinco integrantes se llevaron los afectuosos y efusivos aplausos.
Pero Mastropiero los superó.
lunes, 12 de noviembre de 2007
Cabeza de Puma
“No estoy de acuerdo con ganar a cualquier costo”
El ex entrenador de Los Pumas y ex gerente de Alpargatas cuenta cómo su experiencia deportiva retroalimentó su paso por la vida corporativa. Su relación con las autoridades de la UAR y las aptitudes que debe tener un buen líder.
viernes, 9 de noviembre de 2007
La Guardia en alto
A una vividora.
jueves, 25 de octubre de 2007
El regreso de Soda - Imágenes retro
Y un día volvió Soda Stereo.
(Fotos: Damián Benetucci y Germán Sáez)
Hay que decir un par de cosas.
Sin duda el retorno estuvo rodeado de un halo netamente comercial en línea con los tiempos que corren y con la expectativa que estaba esparcida por el aire.
Si el rock ya desde sus inicios fue una voraz maquinaria industrial de producir dinero, hoy, en tiempos de Internet, celular y masividad extrema lo es más aún. Y un grupo que usó magníficamente esos engranajes, solventado por una base artística indiscutida, no podía estar afuera de esto. Aunque quisera evitarlo. Fue así que los más críticos no ahorraron dardos para teñir con el signo pesos el regreso minimizando lo que podían escuchar en los conciertos.
Los fanáticos, mientras tanto, ajenos a esas palabras, esperaron con avidez y super ilusión retro el momento en que el trío argento más mentado de América latina estuviera junto de nuevo arriba de un escenario.
El retorno no por comercial fue poco espectacular. Más de 70 mil almas que presenciaron el show del 19 de octubre celebraron el efímero retorno: una burbuja en el tiempo, como dijo Cerati.
Viejos adolescentes ya pelados y chicos que no conocían los casetes. Todo en el mismo césped a los saltos cuando la potencia de la banda invitaba a recorrer los hits pero también desafiaba a acoplarse a canciones "lado b" pocas veces tocadas en público o poco divulgadas por las radios. La mixtura de sonidos pintó un paisaje musical abarcativo. Del pop de las primeras épocas al rock y distorisión de más acá.
El show fue impresionante. Con una puesta en escena increíble, ideada por Martin Phillips, el que mismo que trabajó para los Daft Punk.
Para los que tenemos más de treinta fue un remolino de emociones, un tirón abrupto a la adolescencia, una teletransportación a la épocas iniciáticas y más explosivas de vivir la música. Y visto en perspectiva, y saliéndose de el encantamiento que producen estos acontecimientos, no cabe duda que el tiempo les cayó bien a los tres. Musicalmente han crecido. La banda creció más allá de lo que imaginaban y querían sus integrantes y eso había que honrarlo en el escenario y con los instrumentos. Así fue.Inútil es volver a decir que Soda es una bandita de de pop ligero. Mientras grandes iconos del rock vernáculo están en franca decadencia o bien apartados de los grandes públicos, Cerati viene en un in crescendo indiscutido. Y cada vez sabe hacer mejores canciones y sabe manejar la guitarra. Alberti y Bosio acompañaron con gallardía y tezón.
Inútil es volver con las viejas antogonías de "Redondos-viejita-es-un sentimiento" con los "livianos-frivolos-poperitos" de Soda. Esa discusiones están harto obsoletas. Es de cuando éramos más chicos y pensábamos que el mundo era binario. Y no en el sentido digital.
Bien valió la pena la vuelta. Aunque las burbujas se desvanezcan demasiado rápido.
viernes, 5 de octubre de 2007
¡Qué gusto tiene la sal!
Lo último posteado quedó allá lejos, en julio, cuando falleció el Negro Fontanarrosa. Y el relato del viaje que hice en abril al Norte de la Argentina quedó trunco.
Acá van algunas impresiones que no quisiera dejar en el olvido de esa recorrida por el NOA.
La idea es sintetizar algunos grandes momentos del viaje y empezar a darle alguna forma, algún estilo a este espacio propio. Veremos qué sale.
Desde Purmamarca contratamos a Román con su camioneta Kangoo para hacer la excursión a la Salinas Grandes.
Y luego internarse en un paisaje inmensamente blanco.
Es una sensación de plenitud increíble. De desconcierto. ¿Qué hace tanta sal ahí, justo ahí? Parece un oasis en el medio del desierto.
Tenés que refregarte varias veces los ojos para creer lo que estás viendo. Blanco por acá y por allá. Y atrás montañas. Pentágonos de sal que son pentágonos más vistosos e inofensivos que otros pentágonos. Se entiende...
Y se ven cosas raras. Como salidas de un cuadro de Dalí.
Lo que para unos es placer, para otros es sacrificio.
jueves, 19 de julio de 2007
Todos de negro por el Negro
Fito Paéz – Tema de Piluso
Era la Feria del Libro de Buenos Aires – Año 2002, creo.
-Negro, un gusto conocerlo. ¿Me dibuja un Mendieta?
-¡Claro!
-¿Sabe que para el taller de radio de la facultad interpretamos uno de los cuentos suyos… ese… ¿cómo se llamaba? Ahh.. sí.. ese que se llamaba ¡Qué lastima Cattamarancio!
-Bueno, gracias pibe. ¿Así que hicieron un cuento mío en la facultad?… ¡Qué mal está la educación pública en la Argentina!
Me contestó con esa forma seria pero graciosa que tenía para hablar. Siempre con un remate que te secuestraba de improviso una sonrisa. Y así, tranquilo, dedicado, parco pero generoso, me siguió dibujando el Mendieta en la primera hoja de uno de sus libros que atesoro celosamente.
Murió el Negro Fontanarrosa. Y diré que hoy por hoy es el escritor que más admiro. Y eso que uno –un tipo cultivado ¡eh!- se ha pegado atracones con muchos literatos y de variada índole.
Con un Borges perfectito y laberítico. Con Cortazar fantástico y divagante. Con el Gabo tan mágico y tan barrialmente terrenal. Con el gracioso y futbolero Soriano. Y otros más. Varios.
Pero el negro era diferente porque era igual. Igual a cada uno nosotros.
Me explico mejor: el negro sabía tocar de memoria la partitura que se escucha de fondo en cualquier café de barrio, en una cancha de fóbal, en una charla de amigos, en una discusión callejera, en un divague gratuito en cualquier esquina, en el vínculo paternal o fraternal o matrimonial.
Y a su vez sabía tomarse el atrevimiento de llevar esas situaciones al límite, tensarlas, adornarlas con humor y mixturarlas con, según el caso, un mito de la grecia antigua, una película de extraterrestres, una de detectives de serie negra, una película de terror o espiritismo, o cualquier otra locura que le ronde por esa genial cabeza.
Hacía cócteles perfectos. Mirada crítica, lenguaje popular (o rebuscado, según la ocasión lo amerite), situaciones óptimas para teatralizar, descripción de detalles ínfimos que sumaban mucho a la creación del clima narrado. Y los remates. Siempre al ángulo.
Era mucho más que un buen dibujante. Era mucho más que un buen escritor de cuentos de fóbal, deporte que supo retratar como ninguno.
Porque se metía en la pasión del hincha. Porque sabía aplicarle la inyección del humor a casi todo, sin importarle el duro smoking que a veces tienen puestos los géneros, los próceres, las investiduras.
Parodiaba con inteligencia y delicado humor a los héroes de mármol de los libros de historia, a las “Doña Rosa” de barrio, a los pseudos galanes machistas de café, a los chantas, a los guapos tangueros, a las “mujeres modernas”.
Ahora que me pongo a pensar, un libro del Negro fue el regalo que más hice a las personas que quiero. Los compré por docenas. Era como un acto de celebración de la amistad, de compartir códigos. Compré y presté libros del Negro a no me acuerdo cuántas personas. Y eso es todo un símbolo.
Rosario no va a ser la misma sin el negro. El fútbol no va a ser el mismo sin el negro. Nos faltarán los geniales chistes de cada día y el de los domingos. Extrañaremos a Inodoro, Mendienta, la Eulogia, a Boggie. Echaremos de menos los geniales aforismos de Ernesto Esteban Etchenique.
Tal vez era hora de que se fuera sin sufrir. Tal vez su partida fue la última predicción off the record de la Hermana Rosa, que esta vez sí acertó.
Tal vez esté charlando con el Negro Olmedo en esa mesa de los Galanes que hay allá arriba y a la que me gustaría, cuando llegue el momento (¡un minuto más, juez, un minuto más!), poder visitar junto con los amigos de siempre. Asi seguimos hablando las tonterías existenciales que nos sacan carcajadas.
Chau Negro. Que la pases lindo. Este es mi pequeño homenaje que se suma a los tantos que te han hecho.
En las tribunas, en los cafés, en las ferias del libro, cada mañana que abramos el diario se te va a extrañar.
Gracias por el Mendieta, que ya mismo voy a colgar en la pared.
Diego
sábado, 7 de julio de 2007
Bajo presupuesto municipal
Al la derecha se puede apreciar el Concejo Deliberante de Iruya. Humilde, sin luces de neón, ni patotas, con poca pinta de esconder gastos reservados.
Doña Beba
Al llegar nos recibió Doña Beba, la dueña del hostel. Todo un personaje.
Doña Beba es militante activa del matrimonio. Mientras sigue fumando le martilla a la canadiense que la escucha que el "matrimonio es lo mejor que hay", que no hay nada mejor "que poder compartir la vida con alguien", y que "hay que tener mucha paciencia". La canadiense trotamundos con novio cordobés la escucha y se ríe. Quiere creer que es cierto. Pero no está muy convencida de las ataduras y compromisos muy duraderos. Hace más de ocho meses que está dando vuelta por América del Sur y luego de su paso por Córdoba -y ver qué pasa con el chico que la enamoró a base de simpatía y fernet- tiene planeado, a fin de año, hacerse un viajecito por Asia. Con él o sin él.
Larga el humo y nos cuenta Doña Beba que fue más de 30 años maestra rural. De esas de vocación. De las que aman lidiar con las pequeñas criaturitas. De las que tienen paciencia y alegría. Y me la imagino en una escuelita en el medio de la nada, mientras se iza la bandera, con la hiperactividad que la caracteriza.
Termina el pucho y nos dice que para bañarse hay que esperar que se caliente el agua. Y se pone al lado de esa especie de caldera y le empieza a tirar leña.
Y cuando termina se prende otro cigarrillo.
lunes, 21 de mayo de 2007
United Colors of Purmamarca
El cerro de los siete colores. Por la tarde, por la mañana y en blanco y negro.
Encuentre las 7 diferencias.
Agua que nos has de beber...
Estética avícola - ¡Un pollo metrosexual!
Postales de Salta capital
Ser Franco
La consigna era esa. Recaudar. No mucha gente se acerca en abril hasta el pueblo, distante cuatro horas por ripio de Salta capital. Y una ínfima moneda sirve para hacer un puchero, pagar alguna deuda o comprarse alguna golosina como gusto excepcional.
Franco es insistente. Como todos. Porque conocen al dedillo el refrán que el burro no gana por lindo sino por insistidor. Así fue, en parte por pena y en parte por cansancio, que me doblegué ante una llamita que me ofreció una chiquita que no pasaba los 7 años. También acepté de otro unas piedras de "no se qué" a cambio de unas monedas y, además, me apropié de unas muñecas hechas de legumbres por 3 pesos cada una, que luego vi en Salta capital a más de 7.
Plusvalía, le dicen.
La cuestión que Franco no ligó nada. No por un encono personal hacia él, ni una estrategia premeditada. Simplemente por azar, por una -si se quiere- cuestión estadística. No se le puede comprar todo a todos, por mucho que uno quisiera, por mucho que uno sabe lo que lo necesitan, por muy simpáticas caripelas que posean.
Pero Franco no se desanimó y me empezó a seguir. No me acuerdo bien qué es lo que primero le pregunté, pero desde esa primera conexión me cayó bien el pibe.
Recuerdo que el contingente, luego de las transacciones obligadas (porque eran obligadas, ya sea por insistencia, por pena, por negocio, por cariño) ingresó a un comedor donde nos servirían el almuerzo. Casi vacío estaba, salvo por algunos pobladores del lugar que se estaban tomando una sopa. Los menúes eran limitados. Como atracción descollaba la carne de llama. Eso pedí.
Mientras tanto, detalle no menor y para no dejar pasar por alto, el televisor mostraba las imágenes de los chicos de Gran Hermano haciendo nada a 1500 kilómetros de distancia.
Era cuanto menos extraño -más bien una postal de la posmodernidad desconcertante- ver a algunos pobladores sorbiendo la sopa con la boca mientras los ojos estaban clavados en las nalgas de Griselda, que muy oronda se asoleaba en cerca de la piscina de la Casa. Era gracioso escuchar las especulaciones ampulosas y grandilocuentes de Jorge Rial mientras el mozo servía un guiso de cabrito a casi 4000 metros de altura, en el medio de la puna.
La cuestión es que al salir del almuerzo, Franco estaba ahí esperando. Cuando salí me preguntó si le podía dar la Fanta que uno de los comensales había dejado intacta. Se la dí y empezamos a caminar. Ya no me insistía en que le comprara nada. Esa, creo, fue su mejor estrategia de marketing para alcanzar los beneficios previsionados.
Franco vive con su abuela en una casa muy humilde. La nona está enferma hace tiempo pero es la única que lo cuida. Sus padres trabajan en Salta capital. A ellos los ve sólo una vez por año.
-¿De dondé sos? -me preguntó Franco.
- De Buenos Aires...¿conocés?
-Sí!... por mapa...
Franco tiene 11 años. Habla pausado y te escucha lo que decís. Él no tiene apuro. Me dice que le gusta vivir ahí. Franco sabe cocinar. En verdad había aprendido porque a veces la nona se enferma y se las tiene que arreglar solo. Cocinar, para él, es hacer fideos, papas fritas o algo a la plancha.
-¿Y el domingo cómo sale el partido? -me dice Franco, que es de Boca y está más informado de los detalles del superclásico que yo- Debe ser lindo ir a la cancha allá, ¿no?
Franco me empieza a hablar de fútbol. Y justo en ese momento se mete su amigo Robert.
Robert me cuenta que le gusta el fútbol y jugar a los juegos en red. Porque en San Antonio de los Cobres hay Internet, locutorio, cyberbar. Y me dice que él tiene una casilla de mail.
domingo, 13 de mayo de 2007
La Polvorilla
Me llama el hambre
San Antonio de los Cobres
Siguiendo en paralelo a las vías del Tren a las nubes, con la combi llegamos a San Antonio de los Cobres, un pueblo pequeño, casi en medio de la nada, con gente muy humilde y con una belleza simple que le era otorgada por esa misma lejanía con el resto del mundo.
No podía faltar la iglesia del pueblo. Muy bonita, por cierto. Y a esta altura del viaje uno llevó recorridas y visitadas más de 15 capillitas con lo cual, creo, se desarrolló una aguda visión crítica y cierta autoridad para opinar sobre las multifacéticas formas de los templos y templitos de piedra, adobe, cemento y ladrillos.
Santa Rosa de Tastil
Durante la excursión que rodea las vías del Tren a las nubes pasamos por un pueblito llamado Santa Rosa de Tastil. Allí hicimos algo más que una "parada técnica" en la que se pudieron usar los sanitarios, comprar algunos dulces regionales y admirar algunas artesanías que vendían los pobladores del lugar.
Concluídos estos menesteres no dirigimos al museo del lugar en el que se albergaban los restos de una civilización que vivió allí entre los años 1300 y 1400 y que desapareció sin dejar rastros.
Luego de ver a la momia, que reposaba plácidamente con su sueño pesado, nos dispusimos a subir el cerro en el que estaban las ruinas.
Desde allí, decían, los indios divisaban todos los alrededores y controloban que no los invadiera alguna otra tribu beligerante de la zona.
Ya en la cima se pudieron ver los núcleos habitacionales como viviendas , enterratorios, recintos diversos y calles, en medio de una topografía con muchos accidentes.
Las investigaciones concluyeron que, los habitantes de Tastil fueron excelentes teleros, criaban camélidos, fabricaban objetos de piedra y de cerámica rústica. Comerciaban con los pueblos andinos y cultivaban a los pies de las montañas.
También se encontraron petroglifos. Se los puede ver en varios lugares del cerro. Son piedras de considerable tamaño cubiertas de figuras geométricas, antropo y zoomorfas grabadas sobre las mimas. ("petro": piedra; "glifo": grabado).
Algunos mensajes aún hoy no han sido descifrados, como las recetas de algunos médicos.
sábado, 12 de mayo de 2007
Tren a las nubes
Un viaje alucinante. Altamente recomendable. De ida son más de 4 horas de recorrido por una ruta de ripio, que luego se hace de pavimento y luego de ripio otra vez. Hay para todo los gustos: puna, cornisa, ruinas, estaciones de tren, casitas de adobe con sus corrales de piedra y/o guano, pueblos perdidos y alejados de todo.
En este foto se puede ver el puente más largo de todo el trayecto del tren.